Mostrando entradas con la etiqueta ojos. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta ojos. Mostrar todas las entradas

sábado, 14 de noviembre de 2009

Poema después de las naranjas...

Yo también quería comer - dijo José casi sin entendérsele debido al llanto.
Llorar era un acto natural para él después de alguna pequeña frustración y el no haber comido unas naranjas que todos en la casa sí comieron lo era. La escritora lo llamó a su cuarto y compartió con el pequeño sus naranjas. "Tía, ¿sabes un cuento?" le preguntó José. Ella asintió y comenzó a contarle un cuento acerca de un gigante de piedra.
José se durmió. El dormirse a la mitad de un cuento era también uno de sus actos naturales. La escritora escribió...
No grites.
Ni grites ni corras. Ni Corras ni desesperes.
Que las flores negras, entreabiertas
como ojos de ebrias mujeres no te verán...
Córtalas para que no respiren.

Desahógate.
Desahógate y llora. Llora y abrázame.
Pero no me dejes solo en el campo
como el gigante triste que de desolación se volvió piedra...
Riégame con tus lágrimas.

No tropieces.
No tropieces ni te lastimes. Ni te lastimes ni huyas.
Porque aún tu cabello es oscuro como esta noche
y tu vida es larga como este camino de flores negras...
Ámame sin importarte lo vieja que son mis raíces.

Mira mi corteza.
Mírala y escribe sobre ella. Escribe y olvídate de las flores.
Porque aún teniendo cien años
Nunca tuve espanto como el tuyo hacia obstáculos tan tiernos...
Córtalas para que no nos hieran.

Despierta.
Despierta y bésame. Bésame y mírame a los ojos.
Para que veas que tu llanto me convirtió en hombre
y tu valentía destruyó a las flores...
Escucha el rumor de la victoria en el bosque.