domingo, 6 de septiembre de 2015

Sueño de una noche de confesiones malvadas.



Su lengua atravesaba un pomo de miel fresca.
Las manos de ella se deslizaban hacia su pecho desnudo como si le perteneciesen desde siempre.
Y el aleteo de las abejas no era más que la música de fondo de ese encuentro..

Más tarde y ya con prisa, las alas de él volaron dejando sus palabras flotando en el aire, a la vez que se observaban grabadas en el cielo, como surcos agrestes del paisaje nocturno.

El mensaje era malvado y semejante a una confesión. era, de hecho un pensamiento que él no se había atrevido a decirle en el lecho ni mucho menos cuando sus cuerpos trataban de hacerse uno.

Al leerlo, los ojos de la muchacha se abrieron de forma extraña y su cuerpo se desvaneció entre las sábanas de su lecho, dejando su cuerpo desnudo expuesto a la luz de la luna. Su piel era gris. Su corazón era frágil.

Sus dedos rasguñaron sus caderas entre jadeos y quejidos mientras que sus ojos se dirigieron hacia un machete oculto en un cajón, lo tomó, cortó su cabello con amargura y luego arrojó el machete con furia hacia las letras flotantes, mientras estas se disipaban de a pocos pero volvían a juntarse mientras el machete huía con la fuerza de su impulso hacia la oscuridad del bosque...


"Tu cuerpo no sabe como el de ella", se leía aún en la mañana.









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